martes, 26 de noviembre de 2019

Ingleses en la costa


El siglo XVIII fue un tiempo de conflicto entre las potencias europeas. Francia, Inglaterra y España convierten el Golfo de Vizcaya en un escenario de guerra marítima. Tras la Revolución Francesa, España se alía con las monarquías que hacen frente al peligro revolucionario. El aliado natural es Inglaterra.

En 1795 las cosas cambian. La política exterior de Godoy le lleva a firmar la Paz de Basilea con Napoleón. El valido de Carlos IV obtiene el título de Príncipe de la Paz y el hasta ahora aliado pasa a ser enemigo de la Corona. España participa en el bloqueo a Gran Bretaña. Con el cambio de siglo, Inglaterra intenta romperlo y pone cerco a puertos importantes como el de Brest. Objetivo militar también será la base naval de Ferrol.

El 25 de agosto de 1800 cunde la alarma en A Coruña. Nada menos que “los ingleses han logrado hacer un desembarco al norte de nuestras costas”. No era infrecuente la presencia inglesa en la costa más próxima. Los ataques corsarios a barcos que unían los pueblos de la comarca o a otros mercantes eran habituales. El desembarco de tropas dispuestas a tomar la base militar era un hecho excepcional.

Ya desde el día anterior se habían avistado numerosas velas acercándose a la costa ferrolana. La fortificación de la Ría hacía imposible un ataque por mar. El ataque por tierra era menos previsible. Cuarenta navíos formaban la escuadra atacante, dieciseis mil hombres el contingente enemigo. Fondean en la ensenada de Doniños y desembarcan con la intención de tomar Ferrol.

La reacción inicial desde A Coruña es de temor. Si cae Ferrol, el siguiente objetivo será la sede de la Capitanía General. El día 26 se reúne el concejo coruñés. Las primeras medidas muestran el temor que invade la ciudad. El Concejo ante “los enemigos de nuestra religión”, y convencidos de que “el auxilio del Cielo es el mejor asilo”, acuerda celebrar a las diez de la mañana siguiente una misa cantada. En ella solicitan a Nuestra Señora Soberana y Patrona la mediación, la bendición de las armas locales. Al tiempo se encomienda a José Castro Sande, diputado del concejo, para que gestione ante los conventos de Santo Domingo y San Francisco el auxilio de alojamiento de tropas.

Al día siguiente se vuelve a reunir el concejo. Los corregidores, Antonio Alcaide y Fernando Freire de Andrade, los regidores Antonio María de Lago, Esteban de Vales, Francisco Rivera, Bernardo Villar, Félix Pazos, Diego Auger, Francisco Marín, José Castro Sande, Gerónimo Hijosa, Juan Vicente Villar de Francos, Isidro Sequeiros y Lorenzo Pose acuerdan el toque a generala. La escuadra inglesa está a la vista. El ataque a Ferrol fue rechazado y se teme un ataque a la ciudad con desembarco de tropas en el puerto de Bens.

Por bando público se convoca a toda la población para la defensa de la plaza. Todos los vecinos deben tomar las armas en la Plaza de la Harina y desde allí dirigirse a donde se les ordene. Los jornaleros del campo de la jurisdicción también deben acudir en socorro de la ciudad, incluso los de la provincia. Deben traer sus picas para apostarse en las calles y en los puntos del puerto señalados.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

La corbeta María Pita



En el año 1803 la Corona española idea una expedición a tierras americanas que el mismo Alexander von Humboldt calificó como el viaje “más memorable de los anales de la historia”. Se trataba de llevar la recién descubierta vacuna contra la viruela a toda la población americana. Al frente del equipo de facultativos estaba el médico de Cámara del Rey, Francisco Javier Balmis Berenguer. El puerto de partida era A Coruña.

La idea para llevar la vacuna era sencilla, e ingeniosa. El grupo de facultativos lo compondría entre doce y quince personas. Con ellos irían entre veinte y veinticinco niños, de ocho a diez años, que durante el viaje se irían inoculando sucesivamente el “pus vacuno”. Se garantizaba así que llegara fresco. Una vez en tierras americanas se haría la operación de brazo a brazo entre la población de las colonias.

La expedición necesitaba cobertura logística en el puerto coruñés. La búsqueda del barco adecuado, el nombramiento de capitán, el contrato de la tripulación y el avituallamiento del buque se resuelven aquí. De todo se encargaba el Comandante Militar de Marina y Juez de Arribadas de Indias, Ignacio María Alcíbar.

Se trataba de conseguir un buque mercante “bien acondicionado, de buen andar, con gente experta y de unas doscientas cincuenta toneladas”. El Comandante militar pide ofertas a los comerciantes coruñeses. Recibe dos, una de José Becerra, armador de la fragata Sliph, y otra de Manuel Tabanera, armador de la corbeta María Pita.

Las condiciones económicas propuestas son inaceptables para la administración. El coste del fletamento era superior al valor de los buques. Se vuelve a pedir nuevas ofertas y vuelve Manuel Tabanera a presentar la suya, ahora mejorada. Tras consultar con expertos en navegación y al propio Balmis, Ignacio Alcíbar se decanta por la corbeta María Pita.

Corbeta María Pita
El contrato se firma el día ocho de octubre. En él se establece que el barco debe estar dispuesto para hacerse a la vela el día 1 de noviembre. El destino final de la expedición es el puerto de La Habana haciendo dos escalas, una en las islas Canarias y otra en Puerto Rico. El coste del flete se eleva a mil cuatrocientos pesos fuertes al mes y la duración será de cuatro meses. Cualquier incremento de tiempo en cada escala, nuevas escalas o cualquier otra incidencia será costeada por la administración.

En el acuerdo firmado también se habla de la manutención del pasaje. Se establecen tres categorías. En la primera, hasta cinco personas, el costo será de cien pesos fuertes al mes; en la segunda, hasta siete personas, de noventa y la tercera, entre veinte y veinticuatro niños, cincuenta pesos mensuales. El armador se compromete a faciltar “almuerzos, refrescos y cenas”. En la primera categoría una olla, dos o tres primeros platos y tres postres con vino y pan fresco. La segunda categoría tendrá un primero y un postre menos. A la tercera categoría se le facilitará un buen cocido, “y alguna cosa más a ciertos niños enfermos”.